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Defensa y vigilancia de la costa levantina almeriense y murciana

Para el partido de Vera se contempló una dotación de tres torres, dos torres-atalayas y dos baterías. La diferencia entre unas y otras radicaba tanto en las dimensiones y estructura constructiva del edificio como en el número de piezas artilladas, dos en el caso de las torres y cuatro en las baterías. Sin embargo, las atalayas no poseían cañones, solo fusileros.


Estas fortificaciones fueron distribuidas por la costa del mando de Vera de un modo más o menos equidistante. Todavía existen en la actualidad, aunque mostrando acusadas diferencias en su conservación. Si iniciamos nuestro recorrido desde el norte, el primer edificio defensivo del Reino de Granada es la batería de los Terreros Blancos (San Juan de los Terreros), sigue hacia el sur la torre de la Cala del Cristal (Villaricos), después se sitúa la batería de las Escobetas (Garrucha), la torre de los Moros o de Macenas (Mojácar), las torres-atalayas del Peñón y del Rayo y, ya en el límite con el mando de Almería, la torre de Mesa Roldán.

Mapa en el que se representan las siete fortificaciones que formaron parte del mando de Vera con las políticas de defensa de Carlos III

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